La encuesta del INEC[1], que recopila la información sobre las actividades productivas o negocios que operan en los hogares (Enameh), señala que este tipo de actividades son un sector dinámico y heterogéneo, que se ubica en el segmento de microempresa por su tamaño, formas de producción, volúmenes de ventas y acervo de activos. Es un sector constituido especialmente por personas independientes, que trabajan por cuenta propia o son empleadores, y que unido a su acceso y uso de las tecnologías de información, se diferencian marcadamente de las empresas del sector formal de la economía. La Enameh del 2021 estima en 434.601 el total de personas trabajadoras independientes, de las que el 67,3% son hombres y 32,7% son mujeres. El 95,4% son personas productoras que trabajan en solitario. Respecto al nivel de educación, predomina la baja escolaridad, ya que sólo el 43% supera la primaria completa, mientras que sólo el 14,5% posee educación superior. Las microempresas de los hogares generan 740.093 puesto de trabajo, lo que representa el 37% del total de ocupados en el país.
En promedio estas microempresas tienen una vida 11 años desarrollando su actividad económica. El 81,3% no poseen registros contables formales, el 98,7% no se inscriben como empresa y el 99,8% no tienen un salario fijo asignado para el propietario independiente. Además, el 73,9% no cuentan con factura electrónica, el 71,5% no cuenta con local y el 67% no cuenta con seguro social.
En materia de uso de la tecnología, en estas microempresas el dispositivo más utilizado para el negocio es el teléfono celular (93%), le sigue la computadora (19,2%) y el teléfono fijo (8,5%).
Destaca en especial que el 51,4 % no usa productos financieros para el negocio, lo que señala la bajo inclusión financiera, y que un 40% señala que acceso a prestamos es la principal necesidad para su supervivencia. Le sigue en importancia el acceso a capacitación, señalado por 31,2% de los productores que operan en los hogares. Sólo el 12,4% de estas microempresas han recibido préstamo en los últimos cinco años. De estas, el 56% recibieron un crédito para actividades productivas, el 32,6% préstamos personales y el 11% por medio del SBD, esto último contrasta con el hecho de que, según la Enameh (2021), el 52,6% de las microempresas de los hogares tienen conocimiento acerca del SBD. El 47,1% solicitan mayormente sus créditos en la banca publica, el 18,8% a la banca privada, el 12,9% a las cooperativas, el 11,8% a prestamistas particulares, el 6,4% a las financieras.
Todas estas las actividades productivas que operan en los hogares, requieren de acciones de apoyo para su supervivencia y escalamiento, en lo cual el SBD tiene instrumentos con amplio potencial.
[1] INEC (2022). Encuesta Nacional de Microempresas de los Hogares 2021. San José: Instituto Nacional de Estadística y Censos