De acuerdo al PEN, el país requiere de estrategias y acciones para que para las diversas capas de la actividad económica y de su entorno habilitante, se desarrolle “una nueva manera de gestionar el cambio, que se basa en la innovación transformativa” (PEN, 2021)[1].
“En algunos años es posible que nadie hable de transformación digital, porque el término se habrá vuelto irrelevante: los negocios no digitales simplemente no existirán. Para evitar convertirse en una de esas empresas moribundas, las organizaciones deben adoptar la transformación digital ahora”. [1]
La transformación digital no debe entenderse como el vuelco de las empresas hacia los negocios de alta tecnología o liderazgo en innovación, sino que la economía como un todo es la que debe transitar hacia la transformación digital, en donde las diversas empresas y colaboradores pueden contribuir como parte de un proceso de encadenamiento, y la transformación digital en una condición habilitante que marca un mapa de ruta de trabajo conjunto dentro de cada cadena de valor.
Los modelos de negocios se deben basar en el uso de datos e información bajo ecosistemas digitales conformados por todos las partes o clústeres que forman parte de la cadena de valor, y que permitan plataformas de operaciones ágiles y flexibles, de tomas de decisiones en tiempo real, que permitan probar, equivocarse y corregir como parte del proceso de evolución del negocio, ya no lineal, sino ondulante.
Con la visión de la cadena de valor ya no se habla de la gran empresa como la encargada de la innovación tecnológica, sino que se requiere del concurso de la mediana empresa, de la pequeña empresa y hasta la microempresa. Esto a su vez requiere de colaboradores en las empresas y fuera de ellas, como los proveedores de insumos y servicios, con altos niveles de entrenamiento, pero no un entrenamiento visto como una escalera, sino más bien visto como un rompecabezas, en donde las partes son habilidades técnicas y habilidades blandas que facilite el trabajo colaborativo en la innovación continua. Los sistemas de financiamiento e inversión también deben desarrollar nuevas capacidades para estos modelos de negocios.
La crisis del COVID 19 ha provocado un gran cambio de los consumidores, empleados, empresas y contrapartes comerciales, que se está convirtiendo en una profunda transformación digital de la economía. De acuerdo al Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés), el uso de internet se ha incrementado en un 70%, el uso de aplicaciones para comunicaciones se ha duplicado, y los servicios de difusión de videos han tenido un aumento en el uso diario del 20%, aumentándose la dependencia de muchos sectores de los modelos digitales y aumentando el poder de la publicidad viral de las redes sociales.
Para aquellos sectores que nacieron para la era digital, o que ya habían comenzado la transformación digital, su capacidad de enfrentar los retos de la crisis del COVID 19 fue mayor, no sólo por contar con plataformas comerciales o de producción basadas en la tecnología y teletrabajo, sino porque intrínsecamente mostraron mayor flexibilidad para gestionar el cambio y las nuevas demandas de la coyuntura alrededor de la pandemia.
De acuerdo al WEF, los ingresos de las empresas de la era digital en este periodo de pandemia, son el doble que las empresas con modelos tradicionales. De las empresas tradicionales que venían trabajando en la transformación digital antes de la crisis, 47% presentan crecimiento en los ingresos mayores al 10% en los últimos dos años, y de aquellas ancladas en los modelos tradicionales, sólo un 30% han logrado este aumento en los ingresos.
Igualmente, el impacto económico de la crisis del COVID 19 ha golpeado especialmente a las comunidades con mayores desventajas en uso de la tecnología, a los trabajadores de menores ingresos y a las pequeñas empresas que carecen de los recursos necesarios para ajustarse a un contexto con mayores demandas digitales, de conectividad y de menor uso en transacciones con pago en efectivo
Como ha demostrado la crisis del COVID 19, las cadenas globales han sido más vulnerables antes los problemas de distribución y distancia de los centros de provisión, por lo que se vislumbra un modelo con mayor número suplidores locales, bajo sistema descentralizados, colaborativos e integrados mediante la tecnología digital. Esto abre oportunidades para las Mipymes para integrarse en estas cadenas de valor con la gran empresa.
La economía colaborativa deja los escenarios de fabricación de software y dispositivos tecnológicos, para crear nuevos modelos de negocios, en donde se integren empleados, proveedores y consumidores en generar ideas que promuevan la innovación de las empresas, se flexibilice y apalanque lo procesos operativos y la comercialización de los productos y servicios.
La transformación digital puede convertirse en un mecanismo de inclusión social y económica, por lo que las inversiones del estado en este propósito no sólo tienen un alto retorno social, sino que fortalece el mercado, con un consumidor empoderado para acceder a nuevos productos y servicios, pues se fortalece la comunidad que va aprendiendo a comprar, pagar, estudiar, divertirse y socializar digitalmente.
También la transformación digital implica mayor productividad para sectores tradicionales, como por ejemplo la agricultura y la ganadería que incorpora más el internet de las cosas para facilitar procesos, reducir costos y fortalecer la capacidad comercial de estas empresas.
La innovación y el desarrollo requieren de modelos “piloto” que permitan experimentar, desarrollar prototipos y equivocarse sin comprometer las finanzas de la empresa. Por lo tanto, la economía colaborativa con empresas dentro de la cadena de valor es un recurso de gran potencial. Pero de la innovación al escalamiento comercial de los productos, se requieren procesos productivos sólidos y plataformas comerciales amplias, con lo que los modelos asociativos y de encadenamiento serán fundamentales, ya que la experimentación o las pruebas “piloto” son más fáciles que la consolidación de un mercado.
[1] Work Economic Forum (2020). Digital Transformation: Powering the Great Reset
[2] PEN (2021). Un programa para impulsar la innovación transformativa para la economía del bienestar. Documento de Trasfondo Conceptual